Ir al contenido principal

Traductor

El Guiso

Vaya olla de guiso

es una guisa, este guiso

entre puchero te quiso,

dos cucharas de miso,

el amor que tanto quiso.

Un soneto a la olla,

una pizca de letrillas,

dos partes de bellas coplas

y la otra estribillo.

¡Vaya! ¡Vaya!, 

Qué disparate de guiso,

es una guisa, este guiso.

Sabor a romero y tomillo,

recuerdo la mujer que quiso,

fué estrofa, soneto o verso,

aderezo de este guiso.

¡Vaya empacho! qué indigesto,

se nos atraganto un verso.

¡Vaya! ¡Vaya!

Qué disparate de guiso,

que guisa con este guiso.

Cuando prepare estofado,

solo con chorizo y miso,

lo mejor para un buen guiso.







Comentarios

Entradas populares de este blog

Haiku III

Lloro al viento verdades compungidas Oh! Pueblos sordos.   Bebamos agua agua limpia y fresca de manantiales.   Qué dulce sabe aquel beso robado, mientras tú duermes.   ... una mañana el sol hablaba de ti, cuerpo de mujer.     Quieren corromper...   historias de amores,   hombre y mujer.   Buscamos sombras  entre tus arenales,   lozana mujer.      

Haiku IV

A los almedros, solos en calles vacias. Nadie contempla

El trotamundo

 Meee estoy danndooo cucuenta en éste viaje por los cacacaminos secuundarios qué escribirte supopone uuun desastre los bacheeees, cuuuurvas y pendientes soooon incompatible cooooon miii buen haaaceer.

             Perfumada de ambrosía                 y de tacto terciopelo                 lacada de blanco nácar             el sueño del jardinero.

Ése amor

Donde los cuerpos se difuminan donde las palabras                                <<ya sobran>> donde la inmensidad se funde y la oscuridad ilumina, donde los días revientan                             <<la eternidad>> y el no-tiempo reposa. Donde las almas florecen      donde no hay verdades ni mentiras, donde no hay como ni cuando donde no hay amor                             <<con juramento>>         Así es ese amor .

Estás a mi lado

Aún en las soledades del alma  o en los desiertos nublados siempre... Estás a mí lado. Sombras eres de mí espíritu  carne de mi carne El aliento qué me respiras  y el candil de mi camino. ¡No! ¡No! ¡No! No hay soledad  estando contigo.

Sombras

  En la espalda llevo el mal cabalga sobre mis perjuicios en una esquina miro y jucio y con en las manos sostengo  el látigo de mis lamentos. ¡Qué es mí mal! Si no desidia y olvido. ¡Y tú mal! Sombras de lo divino.