En la espalda llevo el mal cabalga sobre mis perjuicios en una esquina miro y jucio y con en las manos sostengo el látigo de mis lamentos. ¡Qué es mí mal! Si no desidia y olvido. ¡Y tú mal! Sombras de lo divino.
Aún en las soledades del alma o en los desiertos nublados siempre... Estás a mí lado. Sombras eres de mí espíritu carne de mi carne El aliento qué me respiras y el candil de mi camino. ¡No! ¡No! ¡No! No hay soledad estando contigo.
Corre, corre, corre en la hierba fresca. Salta, salta, salta a mis brazos. Duerme, duerme, duerme entre mis brazos. Sueña, sueña... mi pequeña princesa.
Dónde encontraré tú alma sí te fuiste a otro cuerpo. Dónde estará tú cuerpo Cuerpo del alma mía Qué da vida a tú cuerpo Alma que no es la mía. Sabemos que somos almas y de ropage los cuerpos Dónde estará tu cuerpo cuerpo de alma mía que da vida tu cuerpo alma que no es la mía.
LA CENA Laura no dejaba de llorar en toda la cena totalmente afligida, le preguntamos, ella nos muestra desde su iPad un artículo donde han descubierto que las plantas padecen dolor y lo comparten. Esa noche habíamos cenado espinacas con besamel.