SI ES BUENO VIVIR, TODAVÍA ES MEJOR SOÑAR Y MEJOR DE TODO DESPERTAR
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SUEÑOS
Sueños
El jefe del clan Yin, en el estado de Chou, poseía una gran hacienda y
sus siervos trabajan sin descanso de sol a sol. Había entre estos uno
ya viejo, cuyos músculos estaban agotados de tanto esfuerzo, pero el
jefe del clan seguía encargándole las labores más duras. El anciano se
quejaba mientras se enfrentaba diariamente a sus tareas. Por la noche
dormía como un tronco, insensibilizado a causa de la fatiga, el espíritu
muy decaído. Y todas las noches soñaba que era el rey del lugar, que
mandaba a todo el pueblo y que se encargaba de todos los asuntos de
estado. En el palacio andaba de fiesta en fiesta sin preocupación
alguna, y todos sus deseos se veían satisfechos. Su gozo no conocía
límites, pero por la mañana despertaba y volvía al trabajo.
A los que querían consolarle de la rudeza de su labor, el anciano les decía:
-El hombre vive cien años, la mitad son días y la otra mitad son
noches. De día soy un criado vulgar y las tribulaciones de mi vida son
como son. Pero de noche soy señor de hombres y no hay satisfacción
mayor. ¿De qué he de quejarme?
El ánimo del jefe del clan estaba ocupado en asuntos mundanos; toda
su atención la absorbía la propiedad. Agotados el cuerpo y el intelecto,
también él quedaba insensibilizado a causa de la fatiga cuando se
echaba a dormir.
Pero noche tras noche soñaba que era un criado que no paraba de
trabajar. Se le trataba mal, se le despreciaba, recibía bastonazos y
aguantaba todo cuanto se le venía encima. Hablaba entre dientes y se
quejaba en el sueño y solo se tranquilizaba con el alba.
El jefe del clan planteó el problema a un amigo, que le dijo:
-Tu situación económica te da más riqueza y honores que a nadie. El
sueño en que eres un criado no es más que el ciclo de la comodidad y la
tribulación; tal ha sido desde siempre la ley de la fortuna humana.
¿Cómo iban a ser iguales tus sueños y tu vigilia?
El jefe del clan reflexionó a propósito de la observación del amigo y
dulcificó las faenas de los siervos. Redujo también sus preocupaciones y
de este modo obtuvo un poco de consuelo en sus sueños.
Corre, corre, corre en la hierba fresca. Salta, salta, salta a mis brazos. Duerme, duerme, duerme entre mis brazos. Sueña, sueña... mi pequeña princesa.
En la espalda llevo el mal cabalga sobre mis perjuicios en una esquina miro y jucio y con en las manos sostengo el látigo de mis lamentos. ¡Qué es mí mal! Si no desidia y olvido. ¡Y tú mal! Sombras de lo divino.
Aún en las soledades del alma o en los desiertos nublados siempre... Estás a mí lado. Sombras eres de mí espíritu carne de mi carne El aliento qué me respiras y el candil de mi camino. ¡No! ¡No! ¡No! No hay soledad estando contigo.
Dónde encontraré tú alma sí te fuiste a otro cuerpo. Dónde estará tú cuerpo Cuerpo del alma mía Qué da vida a tú cuerpo Alma que no es la mía. Sabemos que somos almas y de ropage los cuerpos Dónde estará tu cuerpo cuerpo de alma mía que da vida tu cuerpo alma que no es la mía.
Haikus Escupo verdad tierra contra cal viva rojo asfalto. ... del corazón fue la busqueda sin razón en todo sueño. El humo negro, huevos de mil serpientes son tus palabras. Jesus me dijo: niño mira el cielo veras mi rostro. Dos palabras lleno el inframundo mi yo contigo.
Donde los cuerpos se difuminan donde las palabras <<ya sobran>> donde la inmensidad se funde y la oscuridad ilumina, donde los días revientan <<la eternidad>> y el no-tiempo reposa. Donde las almas florecen donde no hay verdades ni mentiras, donde no hay como ni cuando donde no hay amor <<con juramento>> Así es ese amor .
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