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LA ÚLTIMA TARDE CON DANIELA

 

EN EL CORAZÓN TENÍA 

LA ESPINA DE UNA PASIÓN;

LOGRE ARRANCÁRMELA UN DÍA:

YA NO SIENTO EL CORAZÓN.

(A. MACHADO)

 

El silencio envuelve las luces de la ciudad y el sol con un suspiro se despide con un hasta mañana.

Siete años o siete siglos desde la trágica y última tarde que pasamos juntos, se dice que el tiempo todo lo cura pero no hay bálsamos para el olvido. 

Desde lo alto del ático derramo mis más profundos recuerdos para que no caiga en los vacíos del tiempo.

Un solo paso hacia la nada para llegar de nuevo a ti, tan solo dejaré la luna que un día te regale y la compañía de un pequeño ratoncillo, que cada día comparte mis ágapes nocturnos.

Me agarro fuertemente a la fría barandilla para tomar impulso y despertar de nuevo a su lado. 

Un soniquete resuena "Ih, Ih, Ih, Ih, Ih" el pequeño ratoncillo que con brillante mirada se encarama hasta mi hombro.

Con cada uno de sus chasquidos y chirridos mi mente descifra al lenguaje de las palabras, desconcertado reconozco su voz.

¡Qué vas a hacer Hector!  

¡Mírame, Soy Daniela!

¡Soy tu Amor!


 

 

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